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Los retos de la movilidad sostenible en esta nueva década

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movilidad

El fomento del vehículo compartido, el transporte público y otras formas de movilidad sostenible componen un gran desafío por parte de instituciones y ciudadanía para el respeto del medio ambiente, gracias al creciente compromiso de todas las partes involucradas por el mantenimiento de los recursos naturales y la mejora de la salud del planeta...

Si bien el decenio anterior fue una clara transición, en el que gran parte de conductores han dado el paso de adquirir un vehículo eléctrico o híbrido, los expertos consideran que esta década que ha comenzado hace escasos meses será la de la consolidación de los automóviles de este tipo.

A ello ha contribuido, sin duda, muchas de las decisiones de las administraciones en materia de reducción de la contaminación emitida por los coches y motos más contaminantes en los centros neurálgicos de las respectivas ciudades.

La creación de zonas como ZBE o Madrid Central (en Barcelona y en la capital española, respectivamente), las etiquetas ambientales de la DGT o las previsiones de endurecimiento de las restricciones de movilidad en próximos años son algunas de las señales que indican, inconfundiblemente, un cambio de tendencia hacia la movilidad sostenible, la movilidad verde, la movilidad del futuro.

El carsharing, uno de los impulsos de este nuevo escenario

El incremento de los datos de uso y de compañías de coche compartido en ciudad, conocido como carsharing, es otro de los puntos esenciales para entender el auge de las nuevas formas de moverse.

El uso temporal de vehículos o préstamo de coches es el modelo en el que se basa el alquiler de coches eléctricos; gran parte de la flota de automóviles de carsharing son de esta tecnología y las empresas encargadas de esta actividad han cosechado un rotundo éxito.

Las 5 claves para entender el crecimiento del carsharing

Algunas de las ventajas de recurrir al carsharing, según sus usuarios, son las siguientes:

  • Menor impacto al medio ambiente: sin duda, por la naturaleza de estos coches, una de las grandes propiedades de estos coches es la reducción de contaminación que generan para la atmósfera, al tratarse, generalmente, de coches híbridos o eléctricos que suponen una importante rebaja en la emisión de gases tóxicos.
  • Ahorro económico: estos coches no están sometidos a la normativa del estacionamiento regulado, los parkings privados, impuestos o reparaciones.
  • Menor uso y desgaste del vehículo propio: generalmente, las personas que usan carsharing tienen un vehículo en propiedad movido por combustión y que prefieren, para la movilidad urbana (especialmente en las zonas céntricas), esta alternativa, incidiendo así en un menor desgaste y consumo de su propio automóvil.
  • Menor congestión de tráfico: se calcula que el uso de un vehículo compartido mediante esta opción supone una reducción de entre 7 y 11 coches en circulación.
  • Más plazas de aparcamiento: otra de las consecuencias del anterior punto es una mayor proporción de plazas de aparcamiento, una de las bazas de recurrir al coche compartido, ya que muchos conductores se desesperan en sus desplazamientos por la ciudad para encontrar un hueco dónde estacionar.

Se estima que 2020 volverá a ser un año de récord para este sector, alcanzando a lo largo de este año unos 16 millones de usuarios en toda la Unión Europea.

Otros retos para mejorar la movilidad sostenible y eficiente

Las instituciones tienen en su agenda numerosas medidas para optimizar los recursos que pueden proporcionar mejoras en cuanto a movilidad desde el punto de vista del respeto al medio ambiente.

Fomentar el transporte público o el movimiento a través de medios no motorizados e inocuos (como bicicletas), planes de movilidad corporativa a través de carsharing, la creación de carriles exclusivos de bus y bicis, la prohibición de la circulación de vehículos de combustión en dos décadas o las subvenciones y ayudas para la compra particular de vehículos no contaminantes son otras de las grandes bazas a las que se debe enfrentar la sociedad en los próximos años en busca de una movilidad sostenible real, que contribuya al mantenimiento de los recursos naturales y, en última instancia, de la salud del planeta.