Energía animal
La energía animal ha sido utilizada por el ser humano desde hace siglos. Si se requería de fuerza para arar o mover molinos, se utilizaban animales, usando energía animal mecánica, renovable y sostenible con el medio ambiente.
Debido al desarrollo de los motores, este tipo de energía perdió importancia aunque sigue siendo clave en algunos países y zonas menos desarrolladas.
Pero no sólo se usa a los animales, hoy en día, como productores de energía, sino que también sirven de estudio en investigaciones sobre el uso de energía, como puede ser el estudio de la Neelesh Patankar que utilizó ballenas y atunes para ver cuál era más eficiente a la hora de nadar.
Energía animal en la antigüedad
Los animales domesticados se usaban como medio de carga y transporte durante siglos. Además se usaban también para el trabajo de campo como arar o mover los molinos donde se separaba el trigo.
El hecho de que este tipo de energía siga siendo la más económica hace que se siga usando en lugares donde no se puede permitir la maquinaria.
Energía animal en la actualidad
En nuestra búsqueda de buscar una energía lo más renovable y limpia posible se ha estudiado la capacidad de algunos animales para generar energía renovable.
- Energía de las medusas
- Desechos de animales
La clave de esto está en la proteína Verde Fluorescente que generan estos animales de forma natural y que les permite brillar.
Si se combina esta proteína con proteína de bacterias que activen la luz, se puede crear una célula solar, con lo que podríamos aprovechar la energía del sol para generar electricidad.
Los desechos de animales se han usado, desde hace siglos, como abono. Los desechos en los bosques o campos de vacas o zorros eran usados para abonar los campos de cultivo.
Este tipo de desechos, sobre todo el de vaca, se puede usar para producir electricidad. Alguna fábrica de productos lácteos tienen máquinas que recogen los excrementos y los mezclan con desecho vegetales.
Esta mezcla sirve de cultivo de microorganismo que producen gas metano que se recoge y puede ser convertido en energía o se puede usar de forma directa para dar calor.
Las granjas que usan este sistema pueden ahorrar en la factura y, si sobra, vender esa energía. Una granja de mil vacas podría producir unos 300 kw al día.