¿Cómo elegir un préstamo bancario?

Pedir un préstamo es una manera muy común para hacer frente a ciertos gastos que están por encima de nuestra capacidad de pago habitual. Aspectos como comprar un coche, pagar los estudios universitarios son gastos muy por encima del pago de una factura de móvil. En estas ocasiones, nuestros ingresos mensuales e, incluso, nuestros ahorros se quedan cortos para hacer frente al gasto. O, por otro lado, preferimos la tranquilidad de ir pagándolo poco a poco sin perder ese colchón de ahorro que hemos conseguido..
Por la razón que sea, a la hora de pedir un préstamos hay que tener en cuenta una serie de aspectos, incluyendo los dos principales que serían qué cantidad necesito y cuál es mi capacidad de pago mensual. Estos serán los dos factores primordiales que tendrán en cuenta las entidades bancarias a la hora de conceder, o no, un préstamo.
Definición y tipos
En un préstamo, el cliente (prestatario) recibe una cantidad de dinero solicitado con anterioridad. El importe deberá ser devuelto, así como los intereses devengados del mismo, en un plazo de tiempo acordado con el prestamista. El pago del préstamo normalmente se realiza mediante cuotas regulares (mensuales, trimestrales, semestrales…) a lo largo de ese plazo.
Viene bien hacer un inciso para diferenciar entre préstamo y crédito. En el caso del crédito, el cliente no tiene porqué solicitar el importe, sino que la entidad bancaria lo pone a su disposición y el cliente sólo paga por el importe del que hace uso.

Clasificación
En la actualidad no hay una única clasificación de tipos de préstamos. Se pueden clasificar en función de diferentes criterios. A continuación veremos las dos clasificaciones más habituales:
Según plazo de vencimiento:
- A corto plazo: Concedidos con un plazo máximo de un año.
- A medio plazo: Su vencimiento va de uno a tres años.
- A largo plazo: Su plazo de amortización está por encima de los tres años.
Según su destino
- Personales: Se utilizan para financiar necesidades concretas. Suelen ser cantidades más pequeñas que se utilizan para hacer frente a gastos no esperados. También se pueden pedir para reunificar deudas.
- Al consumo: Se utilizan para financiar bienes de consumo de larga duración.
- De estudios: Son préstamos cuya finalidad es hacer frente a matrículas de universidad, postgrados o másters. Sus intereses suelen ser más bajos que los de los personales
- Hipotecarios: Una entidad financiera presta dinero basándose en una garantía real (un bien inmueble). Se trata de préstamos a medio-largo plazo (entre 15 y 30 años).
- Para empresas: Son utilizados para obtener financiación para diferente aspectos de una actividad empresarial.
*Estos dos tipos de préstamos suelen ser de menor cantidad y con un plazo de vencimiento menor.
Aspectos a tener en cuenta a la hora de pedir un préstamo
El capital solicitado
Es el total de dinero solicitado. La mayoría de entidades ofrecen préstamos a partir de unos mil euros (mini préstamo), mientras que el límite a la financiación depende, en gran medida, del perfil del cliente que solicita el préstamo.
Interés a pagar
Es “coste” del préstamo, lo que cobra el banco por dejarnos una determinada cantidad de dinero y correr el riesgo de no recuperarlo. Viene representado en un porcentaje al que se refieren como TAE y TIN.
- Tipo de Interés Nominal (TIN): es el precio que el banco cobra por prestarnos dinero. Se calcula en base a un porcentaje sobre el capital prestado al cliente. Este porcentaje se aplica sobre el capital pendiente de devolución en cada momento. Dentro del TIN no vienen incluidas las posibles comisiones que tenga el préstamo.
- Tasa Anual Equivalente(TAE): representa lo que cuesta el préstamo pero incluyendo las comisiones y demás gastos que pueden venir asociados a la concesión del préstamo.
*A la hora de elegir un préstamo, fíjate en la Tasa Anual Equivalente.
Periodo de amortización
Es el tiempo en el que vamos a tener que devolver el dinero. Hay que saber elegir muy bien el tiempo que vamos a tardar en devolver el préstamo ya que, si elegimos un periodo largo, la cuota será más pequeña pero pagaremos más intereses. En el lado contrario, si elegimos un plazo reducido, la cuota será más alta pero pagaremos menos interés.
¿En qué se fija un banco para concedernos un préstamo?
El principal criterio para analizar cualquier solicitud de préstamo son los ingresos mensuales del solicitante. Lo más importante es disponer de una fuente regular de ingresos y que estos sean suficientes como para permitirnos pagar las cuotas mensuales. Por eso se utiliza el coeficiente o ratio de endeudamiento, un porcentaje a partir del cual no es seguro prestar una determinada cantidad a un prestatario. Suele estar entre el 35% y el 40% del sueldo del prestatario.
Es decir, la cuota mensual a pagar es más de ese 35 % ó 40 % de nuestro sueldo mensual, el banco no considerará seguro ofrecernos un préstamo en esas condiciones.
Si esto ocurre, existen dos opciones, o bien modificar las condiciones del préstamo (cantidad o periodo) o bien buscar otra entidad financiera con un menor interés.
Otro de los aspectos a valorar por la entidad es la cantidad de titulares. Obviamente dos sueldos dan más seguridad que uno.
Otra clave es el historial como clientes y pagadores. Esto puede ser beneficioso o perjudicial.
Por último, el disponer de bienes a nuestro nombre también es un respaldo a favor de que nos concedan el préstamo.
¿Cómo se pide un préstamo al banco?
Una vez que ya has decidido qué tipo de préstamo quieres, así como la cantidad y el plazo de vencimiento , es el momento de saber qué documentación y requisitos necesitas para que la entidad financiera o bancaria te conceda el préstamo.
Antes de nada deberás cumplir una serie de requisitos:
- Ser mayor de edad
- Tener DNI español, pasaporte o carnet de conducir
- Poseer un número de cuenta
Una vez que vayas a la entidad financiera, deberás explicar con detalle qué cantidad deseas exactamente y la causa por la cual requieres de esa cantidad de dinero.
También te pedirán documentos como una fotocopia de la declaración de Hacienda (para el IRPF) y un certificado de no estar incluido en ninguna lista de morosos (ASNEF o RAI).
Otro de los aspectos a demostrarle al banco es la solvencia. En este aspecto, la entidad financiera iniciará una investigación del endeudamiento que pueda tener el solicitante del préstamo, comprobando que el interesado no arrastra préstamos con otras entidades bancarias.
¿Cómo funciona un préstamo bancario?
Una vez se ha verificado que el solicitante es solvente y puede hacer frente al pago del préstamo, la entidad financiera diseña la estructura de pago, que tendrá como objetivo garantizar la devolución total del capital prestado junto con las obligaciones contraídas con la entidad, como intereses, comisiones o gastos asociados.
Generalmente, esta amortización del pago se hace a través de cuotas periódicas. Entre las cuotas más comunes se encuentran las siguientes:
- La cuota única: Son usadas para gestionar el pago de los préstamos a corto plazo, ya que la liquidación de intereses como la devolución de capital se produce a vencimiento mediante un solo pago.
- Las cuotas variables: Se amortizan a través de pagos variables en progresión geométrica o aritmética.
- Las cuotas constantes: Para su cálculo se usa el sistema francés, en el cual el capital se amortiza de forma creciente, mientras que los intereses decrecen.
Para que se entienda mejor cómo funciona un préstamo, vamos a poner un ejemplo.
Imagínate que pides un préstamo de 10.000€, con un interés del 9% anual. El primer año vas a devolver 1000€.
Los intereses del primer año serán 900€, por lo que, de esos 1000€ que has devuelto, 900€ irán a parar a los intereses y 100€ van a saldar la deuda base. Con este primer pago, deberás 9.900€ al final de ese primer año.
En el segundo año deberás 9.900€ y vas a devolver la misma cuota. Los intereses ahora serán de 981€, por lo que a satisfacer la deuda se destinan 109€. Lo que debes ahora serán 9.791€.