Cómo reducir la tarifa energética de tu pyme
El consumo energético es algo que trae de cabeza a todo el mundo en el sentido más literal de la expresión. No solo preocupa a los hogares por lo que implica a nivel de gastos, también preocupa a las empresas por lo que supone para sus beneficios y también al planeta en sí por la contaminación que causa la generación de electricidad. Es un enorme círculo vicioso del que solo se puede salir buscando las mejoras medidas para fomentar el ahorro energético, buscando la manera de reducir la tarifa energética.
Es algo que deben mirar principalmente las PYMES. Las pequeñas y medianas empresas englobaban ya más del 90% del tejido empresarial español hace un año, por lo tanto su mayor o menor gasto en electricidad es algo que afecta prácticamente a todo el país. ¿Y cómo se puede reducir el consumo y ahorrar en la factura de la luz cuando es de una empresa? Con la ayuda de una buena consultoría energética ya se empieza por el buen camino.
Ahorrar en energía, algo que nos beneficia a todos
Cualquier empresa o negocio debe buscar la forma de maximizar la eficiencia energética de su actividad. Esto es algo que se está persiguiendo con más fuerza en los últimos años, ya que la sostenibilidad se ha vuelto una asignatura obligatoria para las compañías de todo el mundo, pero también porque el precio de la luz se está disparando a unos límites insospechados. ¿Y cómo se consigue ese aumento de eficiencia? La mejor respuesta es que no hay una sola respuesta, existen varios caminos que ayudan a alcanzar esa meta.
Lo primero que se debe hacer es recurrir a una empresa especializada en la materia. Puedes disponer de los servicios de una auditoría energética gratuita sin problemas para conseguir informes que indiquen cuáles son los principales puntos o actividades que elevan el consumo de tu negocio y, a partir de ahí, trazar un plan de acción que ayude a reducirlo y, por tanto, a disminuir el gasto de energía en tu negocio. Por lo general, estos planes suelen implicar la implantación de tecnología más eficiente para la realización de los mismos procesos (aumentando también la productividad), así como la renovación del equipamiento más obsoleto.
Maquinaria, productos, herramientas o métodos antiguos implican gastos antiguos que se van acumulando y agrandando con el paso del tiempo. Solo hay que pensar en sellos como el de eficiencia energética, establecidos para tener un claro resumen de cuánto consume cualquier aparato. A eso hay que sumar que existen nuevas técnicas en prácticamente todos los sectores que ayudan a trabajar con más eficacia y que, por otra parte, implican el uso de dispositivos que requieren menos energía eléctrica para brindar resultados incluso mejores que los de antaño.
Usar menos combustibles fósiles, bombillas de menor consumo, apostar por la instalación de placas solares o incluso renovar los equipos informáticos. Todo esto sirve para que una empresa, sea grande, pequeña o mediana, requiera menos energía eléctrica, ahorre más dinero y, al mismo tiempo, cause menos daños al medio ambiente. Todo suma, aunque esta vez la clave es restar para salir ganando.