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Vallas para piscinas

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Vallas

Tener una piscina y niños pequeños en casa es una mala combinación. Por lo tanto, vale la pena colocar una valla para piscina para garantizar la seguridad de nuestras instalaciones y evitar posibles riesgos. Sin duda, una valla protectora es una seguridad adicional necesaria que actúa como barrera para evitar el paso de los niños por la piscina.

En nuestro país, la necesidad de una legislación específica, similar a la francesa, es una demanda permanente tanto del Consejo Superior de Normalización y Seguridad Integral de las Piscinas (CNORSIP) como de los profesionales del sector. El marco legal francés incluye la obligación de instalar un dispositivo de protección en las piscinas; los propietarios pueden elegir entre una valla, una manta, una alarma o una manta para cumplir con las normas de seguridad francesas.

Como hemos comentado, en España no existe una legislación estatal que regule la seguridad de estas instalaciones. Son las comunidades autónomas y comunidades vecinas las que establecen los estándares básicos de seguridad y acceso a estas zonas. Entre ellos, la obligación de un sistema de protección que impida el acceso a los niños es uno de los puntos en los que existe mayor consenso, siendo la valla el elemento al que generalmente se recurre en la mayoría de los casos.

No olvidemos que las piscinas privadas también deben tener este tipo de barrera. Por ello, es fundamental que también nos preocupemos por la seguridad en esta zona, teniendo en cuenta que esta es una de las zonas donde más accidentes ocurren.

A la hora de elegir el que más nos conviene, debemos saber que en empresas especializadas podemos encontrar diferentes tipos de vallas para piscinas; algunos, más tradicionales; otros más innovadores, incluso ecológicos, ya que los hay que aumentan la temperatura del agua entre 12 y 15 ° durante los meses de invierno mediante el uso de energía solar.

Vallas fijas o móviles

Dependiendo de su instalación, podemos hablar de vallas fijas o desmontables. Como su nombre indica, las vallas fijas son aquellas realizadas con postes que están anclados permanentemente al suelo. Tanto si usamos la piscina como si no, si es temporada de baño o no, el cerco protege el acceso a la instalación y previene caídas o posibles accidentes.

Estos tipos de vallados limitan el diseño y el entorno de la piscina por ser estructuras fijas, por lo que es importante a la hora de elegir el tipo de vallado tener en cuenta la ubicación de la piscina y el estilo de la casa y del edificio.

Existe una amplia variedad de materiales en el mercado, pero los más utilizados son la madera, el PVC y el aluminio. Los últimos sistemas fijos para hogares modernos son las cercas de seguridad de vidrio. Aportan seguridad, solidez y aumentan el atractivo y el diseño de la casa.

Las vallas removibles, por otro lado, son menos hermosas y elegantes, aunque son muy prácticas, ya que permiten una fácil extracción y no requieren una instalación demasiado compleja. Por lo general, están hechos de malla o malla y metal, por lo que también son menos duraderos que los de vidrio.

Los clientes que poseen una piscina prefieren este tipo de valla por las siguientes razones:

  • Se adaptan a cualquier forma o espacio y se pueden reinstalar si cambiamos el diseño del jardín.
  • Son fáciles de instalar.
  • Sistema modular: permite desmontar la valla (en 20-30 minutos) si estamos haciendo una fiesta en el jardín y no hay niños.

¿De qué materiales pueden fabricarse?

Vidrio: suelen combinar vidrio y metal. Son una solución muy interesante para piscinas que quieren disimular el uso de estas barreras dándole más profundidad y ancho a la piscina, porque son transparentes. El vidrio utilizado debe tener un grosor especial para ser resistente, por lo que no sirve cualquier vidrio. Resisten bien el paso del tiempo y no requieren un mantenimiento excesivo.

Poliéster o metacrilato plastificado: permiten una perfecta visión del espacio interior. Constan de una estructura de aluminio anodizado de aproximadamente 1,20 m de altura, por lo que están destinadas a limitar el acceso a niños menores de 5 años. Los postes se fijan al suelo con dos anclajes y tienen un mecanismo para regular la verticalidad. A diferencia del vidrio, el metacrilato y el poliéster plastificado son más resistentes a la rotura, no al impacto del sol, que finalmente afecta a su estética. Son más fáciles de montar que los primeros.

Bambú: son vallas de bambú natural. Por tanto, son elegantes sistemas de protección que funcionan a la perfección para aportar privacidad o garantizar la seguridad de la piscina.

Madera: Las vallas de este material suelen tener un acabado moderno, sencillo y elegante. Están hechos de maderas lisas y cepilladas y hacen su trabajo a la perfección. Si nuestro jardín tiene un toque rústico, es el complemento perfecto para la piscina. Esto, sí; hay que tener en cuenta que requieren más mantenimiento que los de vidrio o PVC. Con el tiempo, la madera tiende a romperse, más motivo para que evitemos colocarlos si hay pequeños en la casa.

Resina: Son una alternativa a la madera, aunque no son tan seguras como estas y son menos resistentes que el aluminio o el vidrio.

Aluminio o PVC: las vallas de aluminio o PVC están formadas por paneles unidos por postes. Se utiliza aluminio o PVC para la estructura de la cerca y se refuerza internamente con madera o aluminio. Los paneles son generalmente de vidrio acrílico, metacrilato, malla de poliéster o membranas de PVC.

Hierro forjado: estéticamente son muy bonitos y más seguros y más resistentes, pero requieren mucho mantenimiento, porque los agentes meteorológicos alteran su superficie, la oxidan y hacen que la capa de pintura que la recubre se despegue.