Hogar, dulce e inseguro hogar
Dejamos atrás el tiempo estival para adentrarnos en un nuevo año escolar, el tercero con la pandemia como protagonista. Y con el nuevo curso las empresas se dividen entre las que van a mantener el teletrabajo, aunque sea por unos días a la semana y las que no quieren tener a sus trabajadores lejos de sus oficinas. Pero nadie ha hecho nada para mejorar la ciberseguridad en el domicilio. Y sin embargo, debemos repetir la frase: hogar, dulce inseguro hogar.
Agosto sigue siendo el mes vacacional por excelencia en España. Incluso con la pandemia. Pero eso de cerrar 30 días ya ha pasado a la historia. Cada vez hay más empresas y comercios que no cierran en agosto, aunque reducen considerablemente su actividad. Reducir la actividad significa también bajar la guardia de la ciberseguridad. Y eso es un peligro considerable, porque los ciberdelincuentes saben aprovechar cualquier bajada de defensas, como podemos leer en este artículo de una empresa de ciberseguridad.
Si se ataca a empresas… ¿qué no sucederá en los hogares?
Tenemos la pésima costumbre de pensar que a nivel doméstico no somos importantes y la ciberdelincuencia no se va a fijar en nosotros o en pequeñas empresas y comercios. Sin embargo, las empresas de ciberseguridad y el propio Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) se encargan de recordarnos que eso no es así.
Las diferentes administraciones se esfuerzan en crear leyes que protejan nuestros datos, pero de nada sirve si los vamos entregando sin ningún pudor a todas horas. En redes sociales, en el móvil, en el desplazamiento vacacional, al bajarnos una App, al registrarnos en cualquier web, etc.
Y en el hogar, donde generalmente nos creemos muy seguros, pasa exactamente lo mismo. Os animamos a que contéis los aparatos y la conectividad que tenéis en casa. ¿Cuáles de estos os resultan familiares?
- Internet
- Correo electrónico
- Webinar
- Rúter convencional
- Plataformas audiovisuales
- Consolas y videojuegos
- Televisión y Smart TV
- Teléfonos móviles conectados por wifi
- Robot aspirador
- Electrodomésticos “inteligentes”
- Subir fotos “a la nube”
- Alarma
- Compras por Internet
La lista podría ampliarse, porque sólo hemos mencionado los más básicos. Pero ¿sois conscientes que todos estos aparatos y servicios están conectados a una red? ¿Y que a través de ellos pueden acceder a nuestros datos?
Teletrabajo, inseguro por definición
Todo esto se ha complicado mucho más con el teletrabajo. Con la pandemia las empresas han priorizado que sus trabajadores trabajen desde casa a que trabajen con seguridad. ¿Os imagináis el trasiego de documentos de empresas que se han generado o enviado a domicilios particulares sin ningún tipo de ciberseguridad? ¿Cuántos webinars habéis realizado durante estos dos años?
En las casas tenemos rúters convencionales, los que nos proporcionan las empresas de telecomunicaciones con las que nos casamos al escogerlas. Y ese aparato tan simple y poco seguro soporta el teletrabajo de padres y madres, los trabajos escolares que niñas, niños y estudiantes deben hacer en casa y enviarlos a la escuela, instituto o universidad, las plataformas de pago para ver series, películas o partidos de fútbol, los videojuegos que compartimos con amigos y desconocidos, porque “es muy guay jugar contra gamers del otro lado del mundo”.
¡Necesitamos una mínima formación en ciberseguridad!
Pero tampoco hay que asustarse demasiado, porque estamos en riesgo, sí, pero también podemos hacer algunas cosas sencillas para mejorar todo esto. Unos ejemplos muy claros:
- El rúter. ¿Sabéis que un rúter moderno es capaz de tener varias redes? Y qué usar cada una de ellas para trabajos distintos, con contraseñas distintas es sencillo y muy recomendable?
- Las contraseñas. Ese mundo tan complicado y a la vez tan sencillo requiere un mínimo esfuerzo por vuestra parte. ¿Sois de los que tenéis la típica contraseña 1-2-3-4? ¿O la de vuestra fecha de nacimiento? ¿O quizá sois de los que las tienen todas bien apuntadas en un Excel? Si os identificáis con alguna de estas opciones debéis saber que todas son potencialmente inseguras, muy inseguras. No seáis perezosos y crear contraseñas extensas y complicadas. Y si no sois capaces de eso, debéis saber que hay programas gratuitos de gestión de contraseñas, tanto para crearlas como para guardarlas y usarlas cuando toque.
- El correo electrónico. La mayoría de los incidentes de ciberseguridad los ocasionamos nosotros mismos. El más común de todos ellos es abrir un correo de una dirección desconocida. O clicar un archivo adjunto de dudosa procedencia. O caer en cualquiera de las muchas trampas que los ciberdelincuentes nos envían: problemas en las entidades bancarias, pagos no efectuados, premios en sorteos inexistentes, descuentos en comercios y un largo etcétera.
Todas estas pequeñas cosas ayudarán a mantener más seguro nuestro hogar. ¿La solución? Cursos de ciberseguridad asequibles, de cuatro horas, en la que nos enseñarán trucos y cosas elementales para mejorar nuestra vida e impedir que los sobresaltos cibernéticos estén a la orden del día.