Responsabilidad en un proyecto de interiorismo
Un proyecto de interiorismo va más allá de la elección de colores y acabados. Es un trabajo que requiere adaptar el espacio a las necesidades del cliente para lograr un resultado vistoso y eficiente. Para ejercer como interiorista, es imprescindible contar con una formación técnica y tener buen gusto.
Las labores del encargado principal del interiorismo
El interiorista es el responsable de llevar a cabo todo un proceso de decoración con éxito. Para lograrlo, debe poner sobre la mesa una serie de habilidades que le ayuden en todas las labores que le corresponden.
Comunicación
Esta es básica tanto con el cliente como con los profesionales y proveedores que se ven involucrados en el proceso. Una comunicación fluida ayudará al profesional a estar siempre al tanto de lo que ocurre y de las incidencias que puedan surgir.
Coordinación
En el desarrollo de la decoración de interiores, intervienen un gran número de profesionales de diferentes campos. Ellos son electricistas, fontaneros, albañiles, carpinteros o decoradores. Todos deben realizar las tareas en los tiempos y orden correctos. Para conseguirlo, es imprescindible que complementen y estructuren los trabajos con coordinacion.
Supervisión
El responsable se encarga de asegurar un buen resultado final. El interiorista debe revisar y supervisar cada elemento que se va terminando de la obra para garantizar que cumple los estándares técnicos y de calidad. Esta labor de supervision es básica.
Gestión del tiempo
Cumplir los plazos es crucial para lograr la satisfacción del cliente. Se fijan unos tiempos y un margen para los inconvenientes y remates, pero no deben surgir contratiempos que los alteren.
Los puntos clave en un proyecto de interiorismo
Al desarrollar un trabajo de interiorismo, es imprescindible prestar atención a una serie de puntos referenciales, que son la base para asegurar un correcto desarrollo de la labor. En las diferentes fases, el interiorista desarrolla sus habilidades para alcanzar el resultado deseado.
Recopilación de información
Es el primer paso en cualquier trabajo de decoración. Se recogen información y datos tanto del espacio en el que se va a actuar como de los gustos y necesidades del cliente. Aquí, la comunicación es fundamental para entender lo que se está buscando.
Proyectos
Llega el momento de desarrollar el proyecto. El interiorista se pone en marcha con la idea y dibuja los primeros bocetos. Es la parte creativa, donde entran en juego el sentido del gusto del profesional y la adecuación de los conceptos técnicos.
Presupuesto
Una vez que la idea es presentada al cliente y se han realizado diversos ajustes, se elabora el presupuesto. Es importante contar con todos los detalles para ceñirse a él: los materiales, el tiempo de ejecución, personal y otros aspectos, que son puestos encima de la mesa para fijar el coste.
Ejecución
Entra en juego la capacidad de coordinación del interiorista. Tras plasmar en papel el proceso, deberá llevarlo a la práctica y asegurarse de que los diferentes profesionales que trabajan se entienden. Es imprescindible llevar a cabo un trabajo armonioso para cumplir con los plazos marcados.
Decoración
Es la fase final. Se añaden al espacio jarrones, cuadros, espejos y otra serie de elementos decorativos que dan personalidad al lugar. Esta es una de las fases donde más se ve reflejada la parte decorativa y menos la técnica.
Desarrollar un proyecto de interiorismo requiere de una serie de habilidades fundamentales del profesional a cargo. La creatividad, los conocimientos técnicos, la comunicación, coordinación, supervisión y el cumplimiento de los plazos son los elementos básicos que darán viabilidad a un proceso constructivo. Para obtener un gran resultado, es fundamental que te pongas en manos de los profesionales del sector. ¿Hablamos sobre tus ideas para el futuro?