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Rentabilidad de la eficiencia energética

Actualizado el
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Jordi Santos

La eficiencia energética se refiere al uso eficiente de la energía. Pero no se trata sólo de reducir el consumo de energía, se trata de mantener el confort y la calidad de vida y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente y buscar la sostenibilidad. No cabe duda que la eficiencia energética está relacionada con los equipos, la tecnología y el uso de energías renovables.

Claves de la eficiencia energética

Todos podemos lograr la eficiencia y el ahorro energético, individual y colectivamente, en el hogar y en el trabajo. El consumo responsable es el primer paso para reducir el consumo energético y aumentar la eficiencia. La motivación no tiene que ser única, y se trata de reducir los costos de energía.

Maneras de ser eficientes:

  • En el hogar: Una casa eficiente debe proporcionar una vida más satisfactoria. Los materiales utilizados en la construcción, el aislamiento, los revestimientos de paredes, la iluminación, los métodos de calefacción/refrigeración son clave... Además, el 40-60% del consumo de energía del hogar son las calderas (calefacción y agua caliente).
  • En la industria: la innovación y el aumento de la eficiencia conducen a la maximización de los beneficios.
  • En cuanto al transporte: No siempre se requieren vehículos híbridos o eléctricos, pero existen otras opciones, como la conducción eficiente (sin conducción a alta velocidad, sin movimientos bruscos, mantenimiento adecuado de los neumáticos...).

Dificultades para instaurar la eficiencia energética

Hoy es una posibilidad, no una obligación. Han pasado más de 23 años desde que se firmó el Protocolo de Kioto y algunos países aún no cumplen con el protocolo.

A nivel nacional y supranacional, se han desarrollado leyes y recomendaciones. Sin embargo, los ciudadanos todavía pueden elegir el tipo de combustible, los materiales con los que construyen sus casas, la tecnología eléctrica, las etiquetas eficientes para comprar los electrodomésticos... Entonces tenemos el problema de concienciar a la sociedad.

La velocidad de la innovación hace que los usuarios se vean obligados a reemplazar sus dispositivos electrónicos con mayor frecuencia, ya sea porque dejan de funcionar o porque están desactualizados. Sin embargo, el otro lado de la balanza nos muestra que, como cliente, tenemos productos más eficientes, lo que se traduce en un menor consumo y ahorro de energía. Al mismo tiempo, la economía recibió un impulso: los fabricantes actualizaron los inventarios, crearon puestos de trabajo y gastaron más dinero en investigación y productos mejorados.

Hay que mirar a largo plazo

Cuando se habla del concepto de “costo”, no se suele explicar de manera general. Durante este período, generalmente sólo se incluyen los costos iniciales de adquisición y construcción, pero no se consideran los costos a largo plazo, como el mantenimiento y las operaciones. Por lo tanto, la evaluación del costo anual total de un edificio debe tener en cuenta tanto los costos de inversión como los de operación.

La diferencia entre unos costos y otros es que los costos relacionados con las operaciones aumentan con el tiempo debido al aumento de los precios del combustible y el envejecimiento de los equipos. La forma de reducir los costes operativos es invertir conscientemente en medidas de eficiencia energética, ya que nos permite optimizar la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y servicios obtenidos. Esto puede parecer obvio, pero es importante saber cómo invertir para obtener ganancias.

En este sentido, el estándar Passivhaus tiene unos costes operativos muy bajos y además se encuentra en el punto dulce de la inversión. Es decir, la demanda energética límite se fija en 15 kWh/m2 año por una sencilla razón: la inversión que hay que hacer para obtener una rentabilidad razonable es aceptable. Por ejemplo, para reducir la demanda por debajo de 15 kWh/m2 año, la inversión inicial tendría que ser tan alta que no sería rentable.

La adopción de medidas para mejorar la eficiencia energética puede requerir una mayor inversión inicial, pero aumenta el valor del edificio y es rentable tanto para los desarrolladores como para los usuarios finales. Para los desarrolladores, es probable que el precio de las viviendas energéticamente eficientes sea mayor, mientras que los usuarios disfrutarán de un mayor bienestar y confort además de economía y ahorro energético.