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Reforma integral de tu vivienda: ¡orden en la obra!

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A modo de consejos prácticos, ofrecemos unas breves sugerencias para iniciar una obra de reforma integral de forma ordenada.

1. Modificaciones en la estructura

Un cambio relevante, pues además de ser un proceso costoso económicamente, también repercute directamente al precio de la vivienda en el caso de que pienses venderla.

Imprescindible vigilar la estructura sólida del edificio, trabajar paredes y techos, y de paso, solucionar problemas de humedades.

2. Cambios en la distribución.

Ajustar la distribución de la vivienda a nuestras necesidades.

Es posible modificar fácilmente salones y dormitorios. Las cocinas y baños son más complejos debido a la instalación de la fontanería.

Es determinante trabajar con especialistas en estructuras para eliminar muros que no soporten cargas.

Además, se debe aprovechar este trabajo para una redistribución y saneamiento de la red eléctrica.

Es fundamental en este apartado tener en cuenta la luz natural, para crear espacios abiertos y luminosos, que reforzarán estéticamente las estancias.

3. Lo primero, la cocina.

La cocina es la estancia a la que dedicar más dedicación por ser la más utilizada en nuestro día a día.

El objetivo principal es buscar su practicidad, optimizando funcionalidad y orden.

Añadir una instalación eléctrica segura teniendo en cuenta dónde se van a situar los electrodomésticos.

No te importe gastarte un poco más, pues un rediseño óptimo revalorizará tu vivienda.

4. Puertas.

Es un trabajo puramente estético y muy sencillo. Un cambio de puertas dará otra imagen a la vivienda.

La oferta es muy amplia en cuanto a precios, tipos y diseños.

5. Cambio de radiadores.

Este sin duda es un cambio enfocado a una mejora económica y funcional, más que estética.

Una dimensión correcta de la instalación de calefacción nos puede hacer ahorrar mucho dinero en la factura mensual, pero además, hacerlo más eficiente y dar más valor a nuestra vivienda en una posible futura venta.

6. Ojo al suelo.

Dependiendo de la situación personal y económica tenemos distintos tipos de suelos.

Por ejemplo, una familia se puede decantar por suelos duraderos, perfectos contra la humedad, que no deslicen y ayude al mantenimiento y ahorro de energía en la climatización de la vivienda.

Por economía doméstica, la manera más barata de conseguirlo es con suelo de vinilo, además de dar un cambio de estética importante.