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Matrimonio roto sin amor solo por los hijos

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Únicamente usted y su cónyuge saben si tienen un matrimonio roto.

El concepto de matrimonio roto es aquel que tiene graves problemas estructurales que no tienen solución y por tanto se mantiene en el plano legal, pero no en el aspecto sentimental y afectivo.

Es muy frecuente que algunas personas opten por mantener un matrimonio sin amor solo por los hijos. por entender que será mejor para los niños mantener un matrimonio sin futuro que optar por un divorcio a tiempo, antes de que la tensión o desafecto vaya en aumento.

Nadie sabe qué tiene que hacer cada persona, pues al igual que nadie debería de opinar si la decisión de casarse fue acertada, tampoco, en el momento de divorciarse debería de tener voto cualquier persona ajena al matrimonio, que es de dos.

Lo que no es razonable es que la justificación o responsabilidad de mantener un matrimonio que ya no se quiere, sea los hijos. Hay que ser valientes y ofrecer decisiones maduras sin justificaciones, pues en muchos casos puede resultar injusto que los hijos asuman moralmente la carga de que el matrimonio de sus progenitores se prolongue en el tiempo.

Mantener un matrimonio no satisfactorio ni viable en el tiempo puede ser agónico, agobiante y deprimente. La salud mental de una persona depende de que aquello que quiere hacer en su vida se corresponda mínimamente con la vida que va desarrollando. 

Saber que se mantiene un matrimonio que por el motivo que en cada caso sea, no se quiere, es una situación que puede ser insufrible y acabar en situaciones límite de no saber controlar la tensión del día a día con una convivencia que se puede tornar insana.

Para los hijos no es una necesidad que sus padres estén juntos. Gran parte de la sociedad está separada y tiene hijos que no se traumatizan ni tienen ningún tipo de drama derivado de la ruptura de sus padres. Para los hijos no es un drama que sus padres se separen, pero lo que si puede ser dramático es que mantengan en el tiempo un mal matrimonio en el que la infancia y crianza no se lleva a cabo en un contexto familiar basado en el amor, la confianza, el respeto y el cariño mutuo.

No hay que tomar decisiones por los demás. Si usted decide continuar con su matrimonio o si por el contrario opta por finalizarlo, es su responsabilidad. No es justo que derive esa carga en sus hijos, pues no es algo que por edad le corresponda. Usted debe de procurar el bienestar de sus hijos y es muy difícil que lo pueda ofrecer de no reflejar usted mismo en su relación familiar un ejemplo de familia que sabe tomar las decisiones  tiempo de manera valiente.

En ocasiones un matrimonio que está roto y que sabe que no tiene futuro opta por seguir pensando que el día de mañana sus hijos se lo agradecerán, o que los hijos serán los beneficiados de su sacrificio estoico. Pues bien, las relaciones familiares no se basan en el sacrificio innecesario ni sufrimiento prescindible. La familia debe de ser valiente y generosa y saber poner inicio y final en su momento.

Si usted está inmerso en una familia en la que la pareja no mantiene una relación cordial y afectivamente positiva, tal vez esté a tiempo de salvar la relación. Pero la relación no se salvará sola ni el tiempo curará las heridas y eliminará los escollos, pues suele ser justo al revés, cuando hay problemas, la incautación suele empeorar la situación familiar.

Construya relaciones familiares saludables con buenos cimientos, principios y propósitos, entre los que debe de estar saber dejarlo a tiempo cuando es necesario. Esto lejos de ser algo malo para los hijos, será bueno, pues aprenderán que el divorcio amistoso es posible y que no hay que prolongar un matrimonio que por desgracia está de cuerpo presente, hay que darle un final digno, lo que será el mejor aprendizaje para sus hijos.

¿Le gustaría que sus hijos aguantan un matrimonio roto? ¿Por qué pretende hacerlo usted por ellos?