Baterías para vehículos eléctricos
Las baterías de los vehículos eléctricos constituyen la pieza clave para el funcionamiento hábil de cualquier motor. Supone el éxito para otorgarle el grado de autonomía que merecen. El aumento de la demanda de este tipo de coches se encuentra en un punto emergente, pues cada año aumenta el número de personas se suman a la ventajas que ofrecen. Las razones del cambio se achaca, en gran parte, a las restricciones al tráfico que se está imponiendo en las carreteras con el objetivo de frenar las emisiones de partículas nocivas para el calentamiento global.
Los automóviles eléctricos se componen de baterías que no son como las que se imaginan. Su evolución las ha transformado en acomuladores de electricidad, es decir, como una pieza de almacenaje de energía que transporta hacia el motor del coche y así garantizar su arranque. Este mecanismo se ha ido perfeccionando y confeccionado con materiales más sostenibles y eficientes, de tal manera que suponen, en el presente, de un referente en el mundo de la tecnología.
Las baterías eléctricas prolongan la vida media de un vehículo eléctrico, que tiende a perder alrededor de un 2,3 % de su autonomía en un año, de ahí que los científicos se hayan esforzado en investigar sobre el estado de salud los depósitos y su supervivencia en el futuro. Pero antes de vaticinar el mañana de estos dispositivos, es importante conocer su composición y algunas de sus ventajas para entender su evolución tanto en el pasado como en el ahora.
Composición de las baterías de los vehículos eléctricos
La mayor ventaja que ofrecen son su cargabilidad. Esto significa que la funcionalidad de los coches se basa en nivel de recarga de las baterías. El sistema deja atrás el llenado de depósito mediante el gasoil o la gasolina. Por esta razón supone la gran apuesta ecológica que sustituirá a los combustibles, pues su sobreexplotación han sido las grandes causantes de la capa de efecto invernadero que cubre al planeta de gases contaminantes.
Por otro lado, las recomendaciones que se sacan sobre la usabilidad de las baterías eléctricas, según un estudio de la empresa Geotab, concluyen que se deben evitar las recargas al cien por cien y las recargas profundas, ya que reducen, con el tiempo, el margen de capacidad para utilizar su almacén. Del mismo modo, si se adquiere un coche eléctrico de segunda mano, lo ideal sería cambiarle la batería para no tener problemas, pero un mayor uso del automóvil no necesariamente requiere una degradación de la misma.
Las baterías, pues, se componen de una serie de características:
- Densidad energética, encargada de controlar y suministrar los kilovatios por hora.
- Capacidad de la batería, es decir, la cantidad de amperios que soporta para poder aceptar.
- La potencia, que proporciona la capacidad de proporción del servicio.
- El nivel de eficiencia, asegura que la potencia llegue al proceso de descarga al nivel deseado.
- El nivel de vida se compone por el número de veces que soporta una carga y una descarga en su vida útil.
El futuro que augura a las baterías de los vehículos eléctricos
Hay dos tipos de baterías que sin duda alguna son las que más suenan en el mercado:
- Las baterías de aluminio de aire: la mayor ventaja que poseen se debe a su capacidad de multiplicar por diez su almacenamiento de energía. Por el momento se encuentran en desarrollo, puesto que presentan problemas para la recarga.
- Las baterías de zinc-aire: necesitan obtener oxígeno de la atmósfera para obedecer su funcionalidad. El potencial enérgico que aguardan es su principal aspecto positivo, pues son capaces de almacenar el triple de energía que cualquier otra que se encuentre en estos momentos en el mercado. Sin duda, este modelo es el que puede marcar la tendencia en el futuro como alternativa sostenible.