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Sostenibilidad e instalaciones de calderas

Actualizado el
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Abengas

El mantenimiento de los hogares a una temperatura óptima y de confort llega a suponer un gran gasto para una familia, sobre todo en los meses más fríos. Un aislamiento deficiente del inmueble puede suponer una pérdida de eficiencia energética de hasta el 40%.

De manera general, la climatización de una vivienda suele hacerse mediante el uso de combustibles fósiles, los cuales emiten gases contaminantes.

Para calentar una vivienda existen diferentes circuitos de distribución como los tradicionales radiadores de pared, el suelo radiante, las bombas de calor o cualquier otro dispositivo. Las calderas que se instalan para climatizar una vivienda poseen un papel muy importante en la eficiencia energética y la contaminación de una vivienda.

La importancia del aislamiento de la vivienda

La eficiencia de una caldera depende, también, de las características de la estructura de la vivienda. Si se tiene un aislamiento deficiente, el coste de climatizar la vivienda será mucho mayor, por muy eficiente que sea nuestra caldera.

Uno de los primeros factores a tener en cuenta para conseguir un sistema de calefacción más eficaz y sostenible es la rehabilitación del edificio para reducir la demanda térmica, y poder aprovechar al máximo la eficiencia de nuestra caldera.

Poseer un buen aislamiento en nuestra vivienda, tanto en la cubierta como en las ventanas, puede suponer un ahorro de entre un 30% y un 40% de la energía consumida para la climatización.

Tras el aislamiento, hay que tener en cuenta otros tres puntos clave como la ventilación del edificio, la fuente de energía y al modelo de distribución.

Eficacia y sostenibilidad

La evolución de la instalación de calderas ha permitido aumentar su eficacia gracias a la mejora de sus ratios de consumo y favoreciendo la sostenibilidad.

En la eficiencia de una caldera influye la antigüedad, el mantenimiento y su limpieza e incluso el factor humano.

Si hablamos de sostenibilidad, las calderas de biomasa o aquellas que se nutren de energía renovable serían las más sostenibles, puesto que son calderas que no contaminan.

Si nos centramos en tipos de calderas, encontramos que las calderas de condensación son las más sostenibles.

En este caso, que el gas sea de menor temperatura en las calderas de condensación, y que se reutilice el 11% de la combustión, provoca que:

  • Las calderas de condensación reduzcan hasta en un 70%, las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y dióxido de carbono (CO2), puesto que requieren de un menor consumo de gas.
  • Poseen un mayor aprovechamiento de energía, proporcionando un ahorro del 30 %. Pues los gases de combustión para calentar el agua, se aprovechan mejor. Eso sí, debido a la amortización óptima que se le da al combustible, se necesita de un desagüe para deshacerte de los líquidos generados.