Sistemas de aire acondicionado para combatir el frío
Mucha gente le tiene “miedo” al uso del aire acondicionado a nivel doméstico para calentar una vivienda. Creemos que su consumo es excesivo y, por tanto, las facturas de electricidad serán muy altas.
Sin embargo, en este tipo de sistemas existen una serie de aspectos que deberemos tener en cuenta al instalarlos para cuando llegue el frío.
Aire acondicionado para calentar la vivienda
Un aire acondicionado de split es alimentado gracias a una bomba de calor. La bomba de calor se denomina así por su capacidad de extraer calor del a un nivel energético bajo (frío) e introducirlo en el interior del inmueble a un nivel energético más alto (caliente).
Los aires acondicionados de split que funcionan con sistema inverter son capaces de calentar y enfriar, obteniendo energía gratuita proveniente del aire, aunque para realizar este trabajo requiere de un consumo eléctrico.
El desarrollo tecnológico ha posibilitado la creación de sistemas de aire acondicionado que han reducido su tamaño y aumentado su capacidad y eficiencia energética. Por ello, los sistemas actuales no conllevan un consumo tan alto como los tradicionales.
Esto se debe a que al adaptar la potencia del compresor a las necesidades tanto el condensador como el evaporador quedan sobredimensionados, lo que facilita el intercambio de calor.
Fundamentos de funcionamiento del split con bomba de calor
La transmisión de energía en forma de calor sigue unas sencillas reglas:
- El calor se transmite de una temperatura más alta a una más baja
- El cambio de estado de líquido a gas absorbe calor
- El cambio de estado de gas a líquido cede calor
- La presión y la temperatura de cambio de estado están directamente relacionadas porque, jugando con estas, conseguimos traspasar calor en condiciones adversas
Este sistema se basa en la expansión de un líquido con una gran presión. Cuando se realiza esta acción y disminuye la presión del fluido, se fuerza a que tome calor de sí mismo, por lo que progresivamente dicho fluido baja su temperatura iniciando con este calor un tímido cambio de estado que forma burbujas al igual que una gaseosa.
La válvula de expansión se encarga de evitar que llegue líquido al compresor, gracias al control de la temperatura de recalentamiento.
Cuando la diferencia entre la temperatura del fluido y la temperatura del medio a enfriar (normalmente aire) es suficiente, este fluido en estado líquido queda en disposición de robar calor al medio que usa para cambiar de estado.
Se produce así un cambio de estado de líquido a gas en un intercambiador de calor llamado evaporador, enfriando el aire (robándole su calor). Dicho evaporador hace esta función por estar situado justo después de la válvula de expansión.
A continuación, los vapores que se producen en el evaporador son recogidos por un compresor que les disminuye el volumen, calentando los gases. Al igual que en una bomba aire de bicicleta, la boquilla se calienta debido a la compresión del aire.
Al salir el refrigerante del compresor pasa en estado gaseoso a alta temperatura a un intercambiador de calor llamado condensador donde se traspasa calor al aire produciendo calefacción. Al liberar del calor a sus moléculas, estas pierden energía y con ella agitación por lo que son incapaces de repelerse, pasando de estado gaseoso a líquido volviendo así al punto de partida en un ciclo infinito.