Energía solar térmica
La energía solar fotovoltaica es más conocida a nivel doméstico, puesto que, al generar electricidad, la gente lo ve como una mejor inversión. Sin embargo, existe otro tipo de energía solar, la térmica, con grandes aplicaciones a nivel doméstico (Agua caliente) e incluso comercial, como la climatización de piscinas.
Energía solar térmica
La energía solar térmica consiste en la transformación de la energía solar en energía térmica. Gracias a un tipo especial de paneles solares, denominados colectores solares, se aprovecha el calor del Sol para calentar un fluido y generar agua caliente.
Una instalación de energía solar térmica consiste en dos circuitos cerrados con un intercambiador de calor. En el circuito primario, el fluido caloportador frío pasa por los paneles solares. La radiación del Sol lo calienta y se dirige a un intercambiador de calor donde cede energía térmica al circuito secundario.
En el circuito secundario, el fluido caloportador, después de recibir el calor en el intercambiador se dirige al acumulador. En el acumulador el fluido caloportador cede el calor al agua almacenada en su interior.
También suele tener un sistema de almacenamiento de la energía calorífica en un depósito de agua. El agua caliente almacenada se puede utilizar directamente, como es el caso del calentamiento del agua de una piscina, en aplicaciones de agua caliente sanitaria o calefacción.
Mantenimiento de una instalación de energía solar térmica
Como en cualquier tipo de instalación, en una instalación de energía solar térmica se deben seguir una serie de pautas de mantenimiento.
El mantenimiento de una instalación solar térmica puede ser preventivo o correctivo.
Mantenimiento preventivo
Este tipo de mantenimiento se conoce también como mantenimiento programado y su objetivo es asegurar que la instalación funciona de manera correcta.
Otro de sus objetivos es evitar roturas o averías que, de no arreglarse rápidamente, se transformen en averías mayores y más caras.
Otro objetivo es el de conservar un nivel de servicio determinado en los equipos, programando las intervenciones de sus puntos vulnerables en el momento más oportuno.
Este tipo de mantenimiento debe tener un carácter sistemático, es decir, se interviene, aunque el equipo no haya dado ningún síntoma de tener un problema. De esta manera, las tareas a llevar a cabo son más fáciles y se pueden realizar en momentos en que no hay consumo.
Mantenimiento a largo plazo
El mantenimiento de una instalación solar térmica se puede programar en un horizonte temporal que puede ser de hasta varios años.
Si se trata de tareas que se vayan a realizar a más de un año vista, se considera que es un mantenimiento a largo plazo. En este caso, se tiene en cuenta la vida útil de los diferentes componentes para mantener una instalación solar térmica en correcto funcionamiento, y se programan las tareas para cambiar aquellos elementos que se vayan desgastando.
En este sentido, siempre es bueno mantener una instalación solar térmica en pleno funcionamiento, aunque cambiemos algunos elementos que aparenten estar bien.
Con ello queremos dar a entender que se planifica el mantenimiento a largo plazo para tener todas estas cosas previstas, y establecer cuándo conviene hacer cada tarea, para que solo sean esas tareas. Y no se produzcan averías graves que paralicen la instalación durante días, y sean más caras de reparar.
Inspecciones
Las inspecciones forman parte de las tareas del plan de mantenimiento de una instalación solar térmica. Estas inspecciones nos ayudarán a detectar posibles roturas o defectos que, sin ser una avería, pueden llegar a causar una.
Las inspecciones son el trabajo más fácil ya que solo hay que realizar una revisión visual y comprobar el estado de funcionamiento de la instalación.
Entre las tareas que se deben realizar en esta fase del mantenimiento de una instalación solar térmica están la inspección visual de todos los elementos.
También es importante revisar las temperaturas de funcionamiento.