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El bienestar de un hogar aislado de una forma óptima

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hogar aislado

Un buen aislamiento térmico en el hogar es esencial para la comodidad y el confort diarios. La temperatura óptima en el hogar debe rondar los 20º sin consumir mucha electricidad ni gas.

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), cada español gasta una media de 1.100 euros al año para mantener una temperatura confortable en el hogar, lo que representa el 30% del consumo total de energía.

Sin embargo, la buena noticia es que con un aislamiento térmico adecuado es posible ahorrar mucho en las facturas y reducir este porcentaje.

¿En qué se basa el aislamiento térmico?

La Asociación Nacional de Fabricantes de Aislantes (ANDIMAT) define el aislamiento térmico como la capacidad de controlar la transferencia de calor cuando se desea que no supere ciertos límites. En un edificio, por ejemplo, la cantidad de calor o frío necesaria para mantener una temperatura confortable depende en gran medida del grado de aislamiento térmico.

Idealmente, unas condiciones de vida confortables no deberían depender (o depender en menor medida) del uso de calefacción o aire acondicionado.

¿Qué ventajas presenta el aislamiento térmico?

Las actividades para optimizar el aislamiento térmico de una casa aportan importantes beneficios tanto a los propietarios como a los inquilinos. Por ello, tras reformar tu casa, es buena idea que la aproveches para instalar un aislamiento térmico en ella, para ello es conveniente que cuentes con una empresa especializada en reformas.

He aquí algunos de los beneficios del aislamiento térmico:

Bienestar. Una casa con un aislamiento térmico adecuado protegerá a sus ocupantes durante todo el año, tanto en las estaciones frías como en las cálidas.

Además, repercute directamente en la salud, ya que también es una gran protección contra la humedad (protege la casa del moho y los hongos) y reduce la contaminación acústica.

Ahorro de energía y consumo. Gracias al aislamiento térmico, se necesita menos energía para mantener una temperatura confortable, lo que reduce el coste de las facturas de electricidad y gas.

Al mismo tiempo, este ahorro energético permite recuperar en poco tiempo la inversión realizada para esta mejora.

Protección del medio ambiente. La reducción del consumo energético refuerza la sostenibilidad al disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Revalorización del inmueble. Además de estos beneficios, se produce un aumento del valor del inmueble tras el aislamiento térmico, lo que incrementa el precio de venta o alquiler.

¿Cómo optimizar el aislamiento térmico tras la reforma?

Podemos encontrar diferentes soluciones para reforzar el aislamiento térmico de una vivienda, aquí algunos ejemplos:

Sistema de aislamiento térmico por el exterior (SATE). En este sistema se instalan paneles aislantes en la fachada del edificio, que luego se revisten con diferentes acabados.

Este sistema reduce la pérdida de calor en invierno, la ganancia de calor en verano y crea un ambiente muy saludable.

Muros dobles. Los muros con doble hilera de revestimiento tienen entre ellos una cámara de aire en la que se instala un material aislante, que puede ser ecológico o de producción industrial.

Se recomienda que el grosor del material aislante sea de al menos 5 cm y que aumente en función del clima de la ubicación de la casa.

El revestimiento de paredes. Consiste en colocar paneles aislantes en las paredes, el techo o el suelo de la casa. Es la mejor opción si se quiere hacer una reforma completa de la casa o de habitaciones individuales. A continuación, los paneles se revisten con distintos acabados, como madera, cartón yeso o ladrillo.

Una variante es el revestimiento directo. Esta alternativa es más rentable. En este caso, la fachada se reviste directamente, es decir, los paneles aislantes se pegan a la superficie de la casa. Este revestimiento puede quedar a la vista o cubrirse con pintura, yeso o azulejos.

Optimizar ventanas y puertas. Se recomienda el uso de ventanas eficientes, es decir, ventanas de doble acristalamiento con cámara de aire interior totalmente térmica. Las ventanas con acristalamiento de baja emisividad emiten muy poca temperatura y debe prestarse atención al material (PVC, madera o aluminio).