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Ecología y desarrollo sostenible en el mundo moderno

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Llevar a cabo el desarrollo sostenible y crear conciencia ecológica en las últimas décadas, se ha convertido en todo un reto. Esto se debe a que el sistema económico actual, se basa en la acumulación y masificación de bienes y servicios en el menor tiempo posible.

Este sistema económico llamado “capitalismo” es un modelo lineal. Solo procura obtener crecimiento en la economía sin tomar en cuenta, que este ritmo desenfrenado de producción. Solo explota y agota los recursos naturales de manera progresiva. Esto genera contaminación y por consiguiente dificultades en la regeneración de los ecosistemas.

Aunque los ideales ecológicos y sostenibles estén tomando fuerza, el mercado sigue encontrando brechas para salir a flote, obteniendo ganancias bajo cualquier coste.

En consecuencia, resulta difícil que acciones como la liberación comercial o la mundialización de la economía, puedan consolidar un balance armonioso entre la producción material y la conservación de la naturaleza. Debido a que este modelo solo apoya la obtención ilimitada de ganancias por parte de las empresas. Y, además tienen como costumbre mantener una competencia con otras organizaciones con los mismos objetivos.

¿Es posible acabar con la incompatibilidad que existe entre los procesos de mundialización capitalista y lograr el desarrollo sostenible?

Como hemos mencionado anteriormente, el sistema económico actual, está diseñado para vender la mayor cantidad de bienes a base de materias primas mucho más económicas y de baja calidad. La idea es que permitan generar constantes cambios de los productos, y por ende las ventas se mantengan siempre activas.

De esta manera, nos encontramos en un sistema que promueve la obsolescencia programada. Dándole un tiempo de vida limitado a los bienes y servicios.

Creando como resultado más acumulación de artículos, así como de residuos tóxicos.

Estas actividades, no solo afectan al ambiente. También a las sociedades, que constantemente están bombardeadas de publicidad. Manipulando sus motivaciones, para que eventualmente deseen nuevas adquisiciones, que probablemente no tengan una utilidad real en sus vidas.

Actualmente, las sociedades se encuentran en la era de mayor exposición de contenido publicitario en la historia. Casi en cualquier lugar se busca la forma de acoplar los espacios para mostrar publicidades, y esto es un factor que dificulta aún más la entrada de las ideas ecológicas y de desarrollo sostenible en el mundo.

Por consiguiente, es difícil creer que el sistema capitalista puede adecuarse a las necesidades ambientales, porque va en contra de todo lo establecido en sus esquemas. Lo que progresivamente seguirá generando problemas socioecológicos a nivel mundial.

La deuda ecológica y el intercambio desigual

Respetar los espacios naturales y mantenerlos libres de contaminación, es un derecho que deben tener todos los países en el mundo.

La deuda ecológica se basa en la obligación que han adquirido países desarrollados hacia países subdesarrollados por la continua explotación de recursos naturales. Creando como consecuencia un intercambio comercial desigual y, además, el uso de espacios ambientales como “sumidero para residuos”.

Es así como el modelo socioeconómico actual, se basa en enriquecer a ciertas naciones a costa del empobrecimiento de otras.

Esta deuda ecológica se basa en:

  • Deuda del carbono: adjudicada a aquellos países que han contaminado la atmósfera de manera desmedida por medio de la emisión de gases de efecto invernadero. .
  • Biopiratería: es el robo intelectual de conocimientos locales e indígenas con objetivos comerciales por parte de las empresas farmacéuticas y laboratorios de determinados países.
  • Pasivos ambientales: es una totalidad de daños causados en los espacios naturales de países subdesarrollados por parte de organizaciones multinacionales.
  • Transporte de residuos sólidos: desperdicios tóxicos generados en países desarrollados y enviados a países pobres, lo que genera contaminación en dichas áreas.

Para poder saldar esta deuda ecológica, han surgido programas denominados “Canje de Deuda”. Con esto países desarrollados ofrecen una exoneración de parte de sus deudas a países subdesarrollados, con la condición de llevar a cabo ciertos proyectos encaminados hacia la conservación de su ambiente.

El paradigma del desarrollo sostenible y sus inconsistencias

Es bien sabido, que en los últimos treinta años se han difundido infinidad de ideas y propuestas relacionadas con el desarrollo sostenible. Así como las intenciones de crear un modelo económico adaptado a las necesidades humanas y ambientales. Pero, a pesar de que existan estas intenciones, no se han cumplido con dichas gestiones.

Por consiguiente, en este modelo “ideal” que busca proteger los intereses y necesidades de todos en el planeta, no es posible de llevar a cabo, si aún se sigue dando rienda suelta a las acciones consumistas y no se colocan límites a las grandes organizaciones. Recordemos que solo tienen como finalidad obtener ganancias a costa de agotar y extinguir los recursos naturales.

Además, siempre se ha hablado de que con este modelo sostenible también se desea acabar con la pobreza, creando un sistema en el que todos puedan desarrollarse y disfrutar de los medios que el planeta aporta. Pero nuevamente, si no se hacen cambios reales en las áreas necesarias (ecológica, política, social y económica) no se llegará nunca a los objetivos propuestos.

En consecuencia, la falacia basada en el desarrollo sostenible, tiene sus bases en el sistema capitalista, debido a que su mismo nombre guarda contradicciones en el significado. “Desarrollo” es un término relacionado con la economía de mercados y “sostenible” en cambio proviene de las ciencias ecológicas y biológicas, lo que genera grandes dudas sobre la gestión de estos ideales “ecológicos”.

¿Cómo se podría llegar verdaderamente a la sostenibilidad ambiental?

Para poder lograr un verdadero desarrollo sostenible que asegure un equilibrio ecológico y el bienestar de las sociedades actual y futura. Lo primero que se debe tener presente, es que estas regulaciones no pueden ser diseñadas por los mercados, ya que esta área solo tiene un tipo de intereses en mente como hemos mencionado posteriormente.

Para poder crear un verdadero cambio y generar acciones, los poderes públicos también deben intervenir activamente para que haya un equilibrio y se puedan crear debates más amplios en los que se susciten regulaciones a esta economía que solo ha causado deterioro a la biodiversidad. Lo que más adelante traerá consecuencias precarias en la forma de vida de todos los seres vivos en el planeta.