Detectores de humo tipos y funcionamiento
¿Acabas de comprar una vivienda o local comercial y quieres instalar un detector de humos? ¿Desconoces el tipo de detector que más te puede beneficiar en el hogar?
Los detectores de humo se han convertido en sistemas de seguridad habituales en los hogares españoles. Sin embargo, en ocasiones la falta de experiencia nos puede llevar a dudar del sensor más adecuado para nuestra vivienda o local comercial. Para que lo tengas claro, te contamos todo lo que tienes que saber al respecto.
¿Cuáles son los detectores de humo e incendios? Tipos
¿Qué son los detectores de humo?
Los detectores de humo son aparatos que se utilizan para detectar la presencia de humo y la posibilidad de producirse un incendio en el interior de una vivienda, local comercial o edificio. Cuando los dispositivos detectan algún peligro de incendio emiten un sonido para alertar del problema.
Generalmente, son detectores que se activan cuando todavía el fuego no se ha extendido, con la finalidad de tener tiempo suficiente para reaccionar. Sin embargo, su principal inconveniente es que son sensibles y proclives a emitir cualquier falsa alarma.
Los detectores de humo o de incendios pueden ser analógicos (indican nivel de la sustancia o magnitud medida, por ejemplo, concentración de un elemento generado durante el incendio) o digitales (detectan presencia o variación de humo, pero sin poder cuantificar el nivel). Si se atiende al uso en edificios, existen 3 tipos de detectores de humo o de incendios:
- Detectores convencionales. Detectan humo, fuego, calor o cualquier combinación de estos. Se instalan, habitualmente, en lazo e indican si hay una alarma en las diferentes zonas de detección.
- Detectores convencionales direccionables. Estos sistemas son capaces de detectar, también, la existencia de calor, humo o fuego (o combinación de los mismos) pero indican si existe alarma por cada elemento de detección, no por cada zona. Por tanto, son unos sistemas más precisos que permiten una mejor acción de los servicios de intervención.
- Detectores inteligentes. En este caso, los elementos se conectan en lazo, pero son capaces de cuantificar la presencia de humo, niveles de temperatura, fuego o combinaciones de estos elementos y reaccionar de acuerdo a un protocolo programado previamente.
Tipos de detectores de humos y de incendios
Los detectores más utilizados son de cuatro tipos y se basan en diferentes principios físicos y de funcionamiento:
- Detectores de humos iónicos. Funcionan por un principio de ionización del aire en caso de que entre humo en la cámara de detección; los elementos detectados pueden ser invisibles a simple vista. Se instalan generalmente en la industria química, ya que son más sensibles a fuegos de crecimiento rápido o de humo no visible. Es importante mencionar que no funcionan si el aire tiene una velocidad superior a unos 0,5 m/s.
- Detectores ópticos. El humo que entra en el equipo hace que se interrumpa la transmisión de un rayo de luz que hay en su interior, lo cual genera una alarma. Son sistemas para detección puntual y existen dos tipos; , los detectores ópticos analógicos y los digitales. Estos detectores se colocan en los conductos de extracción de aire (ventilación) del local para que detecten la presencia de humo en grandes estancias o en el edificio en general. Se utilizan, habitualmente, en viviendas, centros comerciales, supermercados, cárceles o bodegas, entre otros.
- Detector térmico. Realmente no es un detector de humo como tal, sino de incendio, ya que funciona por la fusión de un elemento cuando se alcanza una temperatura elevada. Son de detección tardía (normalmente, se activan alrededor de los 68 ºC) y solo pueden instalarse en locales de hasta 7 metros de altura. Generalmente, se usan cuando no puede emplearse un sistema convencional de detección de humos; por ejemplo, en cocinas o garajes.
- Detector de radiación. Tampoco es un detector de humo, sino un detector de incendio. Detecta, mediante diferentes elementos electrónicos, la presencia de radiación generada por la presencia de un incendio. Se instalan sólo en recintos abiertos o lugares con techos muy elevados, y producen una alarma tardía.
En función del tipo de detector deberá establecerse un plan de mantenimiento, u otro, ya que algunos son más sensibles a la suciedad y pueden llevar a falsas alarmas.