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Crisis matrimonial a los 50

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Son muchos los matrimonios que cuando cumplen los 50 entran en una fase de desgaste que acaba precipitando la separación.

Separarse a los 50 es frecuente, pero no por el hecho de cumplir una determinada edad, sino por la fase de la vida, evolución personal y madurez que suele existir a partir de los 50 años.

Una persona joven no suele pensar a largo plazo, siente que tiene toda la vida por delante y no ve su vida como un lugar definitivo, sino un proyecto de vida en construcción y constante evolución. 

A medida que avanza la edad las personas tienen a valorar ciertas cuestiones que tal vez en la juventud no se tenían tan presente: Estabilidad, tranquilidad y afianzamiento vital. Cuando ya se tiene un decalstro de edad la vida se enfoca desde el prisma de la madurez, desde la búsqueda de la paz personal y en pareja y familia.

Por ello, cuando un matrimonio no se ha asentado sobre las premisas y bases adecuadas, o a pesar de haberlo hecho el desgaste pasa factura en la relación sentimental, se crea un malestar intangible. Cada persona sabe cómo se siente, pero cuando se palpa que las cosas ya no van tan bien, que no se está igual de a gusto, que la relación va perdiendo ilusión y empatía recíproca… cuidado, puede existir la necesidad consciente o incluso inconsciente pero creciente de separarse.

Separarse a los 50 años en la sociedad que vivimos en la actualidad puede suponer un reto y un salto al vacío por el miedo a no poder afrontar los gastos de la vida.

A los 50 años las personas se pueden sentir muy jóvenes y muy mayor a la vez. Es un momento de inflexión en el que muchas personas reflexionan y tratan de valorar si realmente quieren continuar a partir de los 50 con la misma pareja, con el mismo matrimonio y con el mismo proyecto de vida individual y compartido.

No hay que pensar que hay una edad concreta en la que un matrimonio puede estar en peligro, pues de partida no se debe de pensar que el divorcio es algo malo. El matrimonio al igual que el divorcio es una mera decisión en ejercicio de un derecho legítimamente reconocido después de una evolución de lucha para la eficacia de los derechos familiares.

Se está produciendo una evolución en gran parte del mundo en la que cada vez los matrimonios acaban en divorcio antes y a la vez, en paralelo, cada vez se divorcian personas más mayores. ¿Qué quiere decir esto? Probablemente estemos en el puente que nos lleva a situaciones familiares asentadas en situaciones muy diversas, con pluralidad y sin un estereotipo concreto.

Son muchas las personas casadas que individualmente sienten la denominada crisis de los 50 o que incluso ambos miembros de un determinado matrimonio sienten a partir de los 50 años que ya no quieren continuar con su matrimonio.

Replantear las decisiones nunca fue malo, el problema es que el aumento de los divorcios puede propiciar una cierta inestabilidad familiar y tendencia divorcista. Pero, en cualquier caso, eso no es un drama, el drama en todo caso que las personas y familias no tuvieran la posibilidad de divorciarse.

Tal vez en la crisis de los 50 las personas se puedan replantear su vida y muchos se divorcien, pero no es algo malo, es terminar una fase y comenzar otra. Para ello, con un buen abogado de familia  , tendrá la libertad y conciencia de tomar la decisión más acertada. Es una cuestión de educación, de autonomía de decisión de las relaciones interpersonales y de dejar en manos de cada persona sus propias decisiones para forjar su vida individual y compartida.

Antes los matrimonios de las personas que ahora tienen 50 años se casaban en parte empujados por la tendencia social que era formar una familia, ahora las personas se casan para ser felices y tal vez se idealiza en parte, pero cada persona es libre de tomar sus propias decisiones y es la mayor garantía que puede existir, con independencia de la edad y de que cada decisión sea acertada, o no.