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Control de acceso: todo lo que necesitas saber

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Durante siglos por no decir milenios el control de accesos se ha limitado a un único e imperecedero objeto: la llave. Un utensilio usado tanto en grandes palacios como en humildes viviendas que, hasta hace cosa de cuatro días, no conocía apenas alternativas.

Si bien en países como Francia ya era habitual, desde los años noventa, contar con controles de acceso a viviendas particulares a través de códigos numéricos, en España el dominio de la llave, ese accesorio tan analógico, sigue siendo fuerte, aunque empiezan a surgir otras opciones. 

No solo por una cuestión de comodidad, sino también por la seguridad que ofrece un control de acceso adaptado a un tipo de vivienda concreta o a un tipo de edificio con unas características en particular. En Prevent somos especialistas en control de accesos para comunidades de vecinos.

Controles de acceso más demandados

Control de acceso con tarjeta: 

Es el que nos hemos acostumbrado a utilizar en hoteles. Una tarjeta de tamaño similar al de las tarjetas de crédito que nos abre, tras el paso previo por el sensor, la puerta que previamente se le ha sido asignada. Son tarjetas polivalentes, ya que también permiten activar el alumbrado de toda la habitación del hotel al insertarse en la ranura habilitada a tal efecto. Por lo tanto podemos decir que son un método que combina seguridad y control.

También se usan para acceder a edificios públicos y activar el torno que permite el acceso. Se trata de unas tarjetas de seguridad que se entregan a los invitados que realizan una visita esporádica a tal centro y que luego la depositan en un contenedor ubicado en el mismo torno. 

Control de acceso con huella dactilar: 

Cada vez más utilizados, en espacios públicos como pueden ser los centros de co-working o gimnasios, requiere el registro previo del usuario para el posterior reconocimiento digital. Es un sistema biométrico muy práctico para aquellos lugares con acceso restringido, es decir, que requieren membresía, como son los dos casos citados. 

Con este sistema se evita tener que usar desfasados carnés físicos y se ofrece facilidades a los socios. Basta deslizar el dedo por el sensor de huella dactilar para acceder al edificio, medida que se puede reforzar, si se quiere, con otro elemento de control adicional, como puede ser una pulsera. Se garantiza así que no se ‘cuela’ nadie en las instalaciones, algo especialmente valorado en centros como gimnasios, y de paso se ofrece al cliente una sensación de seguridad no reñida con la comodidad. 

Control de acceso por reconocimiento facial: 

Un sistema que mejora incluso las ventajas de los anteriormente descritos ya que no requiere ningún contacto físico con dispositivo alguno. El sistema de reconocimiento facial analiza distintos puntos del rostro de la persona que desea acceder a un lugar y detecta si es apta o no. Basta dejarse leer la cara por el sensor para que se logre el acceso, evitando así cualquier interacción, huella, etc., algo que se valora especialmente en lugares de altas exigencias higiénicas, como centros de salud y hospitales. 

Son sistemas de acceso que tienen capacidad para almacenar los rasgos de varios cientos de personas, dato que conviene tener en cuenta por ejemplo en corporaciones con una plantilla mayor. 

También son útiles, especialmente en situaciones de amenaza de pandemia, los controles biométricos que detectan la temperatura corporal, que se ayudan de cámaras de seguridad para denegar así el acceso a aquellas personas con fiebre. 

¿Llaves? El siglo XXI ha llegado por fin al mundo de los accesos.