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Tipos de calefacción para viviendas unifamiliares

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Calefacción para vivienda uifamiliar
Calefacción para vivienda uifamiliar

El mejor sistema de calefacción es aquel que está adaptado a las características de una vivienda, esto quiere decir que no será igual para un chalet que para un piso. De la misma forma que no será igual para un chalet de 50 metros cuadrado que para uno de 200 con varias plantas.

Si nos basamos en esto, elegir el mejor sistema de calefacción para nuestra vivienda unifamiliar será clave para tener el mejor confort con el mejor gasto energético. Si, además, estás realizando una reforma en tu vivienda unifamiliar en Madrid, lo mejor es que aproveches para adaptar al máximo la eficiencia de tu sistema de calefacción.

Existen muchos sistemas diferentes de calefacción que se pueden instalar en un unifamiliar, pero siempre será mejor que contactes con profesionales que te ayuden a elegir el que mejor se adapte a tus necesidades y con el mejor presupuesto.

Tipos de sistemas de calefacción

  • Elementos que generan y disipan el calor: como pueden ser radiadores, calefactores o estufas. Se caracterizan porque ellos mismos generan y emiten el calor.
  • Sistemas de calefacción con generación y disipación de calor separados: este sería el caso de las calderas de gas, pellets o aerotermia.

Cuando tenemos que elegir un sistema de calefacción para una vivienda unifamiliar, lo mejor es elegir lo segundo. Esto se debe a que, por el tamaño de la casa, es necesario buscar un sistema que reparta el calor por toda la vivienda.

Veamos algunos de estos sistemas.

Caldera de gas con radiadores

El hecho de que el gas natural siga siendo el combustible más económico para calefacción (es tres veces más económico que la electricidad) hace que este sea el sistema más usado en España.

Por ejemplo, las calderas de gas por condensación, que aprovechan la combustión del gas para extraer calor, son más eficientes.

La distribución del calor con este tipo de calderas se hace a través de radiadores. La colocación y distribución correcta de los radiadores en la vivienda hará que el sistema funcione de forma más efectiva.

Lo malo de este tipo de sistemas es que requieren de más revisión y mantenimiento y que el gas (ya sea propano o gas natural) debe llegar hasta la vivienda (hay zonas de España donde esto no ocurre).

Caldera de pellets con radiadores

Se trata de una alternativa a la caldera de gas y se puede usar con los mismos radiadores ya instalados. El precio del pellet es un poco menor al gas.

El pellet es natural y está catalogado como biomasa sólida. Son elaborados a partir de serrín natural seco, sin ningún aditivo, ya que se utiliza la propia lignina que contiene el serrín como aglomerante, comprimiendo el serrín a una alta presión para formar el pellet, lo que hace que los pellets tengan una composición muy densa y dura y un gran poder calorífico.

Si hablamos de inconvenientes hay que guardar el pellet en la vivienda, lo cual ocupa espacio y limpiar la caldera de manera periódica. También son más grandes que las de gas y la salida de humos dar por encima del tejado.

Caldera de gas y suelo radiante

Para utilizar el suelo radiante la temperatura del agua no debe estar tan caliente como con los radiadores.

Es la mejor elección para viviendas nuevas, aunque se puede instalar en otras.

Es un sistema más lento y uniforme, por lo que es la mejor opción si se le va a dar mucho uso.

Si hablamos de inconvenientes hay que tener en cuenta que, si lo instalan sobre un suelo ya existente, habrá que colocar uno encima nuevo.

Bomba de calor con distribución por conductos

La distribución por conductos es diferente a los sistemas con radiadores o suelo radiante: el calor se distribuye mediante el flujo de aire por conductos.

Este sistema conduce el calor por los conductos instalados en el falso techo por lo que se requiere una bomba de calor con la potencia suficiente para que llegue a toda la casa.

Aerotermia y suelo radiante o radiadores de baja temperatura

El suelo radiante y los radiadores de baja temperatura son dos conceptos muy diferentes, pero comparten una característica: no necesitan agua a alta temperatura. Será suficiente trabajando con temperaturas entre 35 ºC – 45 ºC, en lugar de los 60 ºC – 70 ºC de los radiadores convencionales.