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7 leyendas de Toledo

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Misterios, magia negra, milagros, historias de venganza y amor, son algunas de las leyendas de Toledo que hoy en día se conocen. Cada una de ellas marcadas por un interesante relato de los toledanos que habitaron en épocas pasadas.

Es así como quienes visitan Toledo pueden maravillarse con cada uno de sus rincones, sus bellezas y su historia. Figuras en los puentes, estatuas y hasta ríos decorados con jazmines, perlas y diamantes.

Hay mucho enigma por conocer; de hecho, si buscas qué ver en Toledo en un día, puedes tomar uno de los muchos tours de misterios y leyendas para conocer rincones ocultos de la ciudad Imperial.

Leyendas de Toledo: interesantes y misteriosas

El monasterio de San Juan de los Reyes

Quizá una de las leyendas de Toledo más interesantes se relaciona con una invitación que extendieron los Reyes Católicos hacia la Orden de los Franciscanos.

Los frailes acudieron a una cena, sin conocer el motivo del encuentro. Isabel y Fernando los recibieron. Se encontraban sorprendidos, y con la incertidumbre por saber el porqué de la invitación.

Después de cenar, solicitaron la aprobación de los reyes para orar y retirarse, pero solo recibieron una negación por respuesta. Esto los dejó con más expectación.

Seguidamente, los Reyes Católicos solicitaron hacer un recorrido por el monasterio de San Juan de los Reyes. Allí, les preguntaron a los frailes si les agradaba, ya que a partir de ese pertenecería a la Orden Franciscana.

Esta es la razón por la que el templo, hoy en día, es gobernado por la Orden de los Franciscanos.

Una cueva y un pacto

Esta leyenda está llena de misterios y magia. Y es que, según cuentan, existía un lugar donde se practicaba la hechicería oscura. Dichos sortilegios eran llevados a cabo en una cueva.

Se conocía como un punto de encuentro para personajes de la época, quienes ansiosos de conocer sobre ese tipo de magia, se desplazaban hacia allá. Entre sus objetivos estaban tener riquezas, belleza o venganza.

Atraído por estas interesantes historias, el sacerdote Fray Egidio Gil, hizo un pacto del que desconocía su poder. Y fue, cuando al mencionar unas palabras, dio a cambio su alma con el fin de conocer la cueva.

Sorprendido, el Fray entendió la magnitud de su solicitud al escuchar las leyes y condiciones de la escuela de hechicería. Debía renegar del cristianismo, aceptar a Satán como su señor y escribir un pacto de amistad con este.

Todas estas diabólicas solicitudes debían firmarse con sangre. Desde luego, el religioso no estaba de acuerdo con esto, así que, una vez salió de la cueva, rompió el pacto.

A raíz de su rechazo, y otros acontecimientos, se le otorgó a la cueva el nombre por el que se conoce hoy en día: La Cueva de San Gil

La Fuente Misteriosa y su melodía

Lo que sigue es una de las leyendas de Toledo que nos trasladará hacia una época antigua, específicamente, al año 1809.

Según cuenta la historia, existió un hecho muy particular en la época. Específicamente, en la “Fuente de Cabrahigos”. Dicen que un capitán francés y una joven toledana se encontraban una tarde allí, pero, de repente, comenzaron a escuchar unos sonidos misteriosos

Más allá de los sonidos del viento, era como una especie de susurro que provenía de la fuente. Así, notaron que el agua comenzó a brotar con más intensidad, de modo que el capitán francés se preparó de inmediato para atacar a lo que él creía era un guerrillero oculto.

Para su sorpresa, no encontró nada, no había nadie. Era un sonido misterioso, y sin explicación alguna, que repetía la siguiente frase: “Vale más un migueleño que todos los de la Plaza”

Lo más sorprendente es que no solo la pareja logró escuchar la copla, también muchos de los pobladores, quienes, curiosos, se acercaban uno por uno a la fuente. Fue tal el impacto de lo que vivieron, que la joven acompañante del francés perdió la cordura.

Esta es la razón por la que muchos turistas, conocedores de la historia, incluyen en su plan sobre qué ver en Toledo en un día, hacer un tour misterioso a la tan popular fuente; para comprobar por sí mismos si pueden escuchar la melodía.

La Leyenda del Alarife

El Puente de San Martín es, sin duda, uno de los más emblemáticos de Toledo. Y es que no solo por su impresionante arquitectura, también por una interesante leyenda que guarda.

La historia nos cuenta que, para el año 1830, Toledo estaba en uno de sus mejores momentos. Una tarde cualquiera, el Alarife, Alvar Gómez, repasaba los planos del puente, pero este se encontraba desanimado.

Al notar tal estado de ánimo, su mujer le preguntó qué sucedía, pero este no daba respuesta. Hasta que finalmente admitió que su tristeza se debía a que el puente tenía un fallo en su construcción.

El arquitecto temía que el puente se derrumbaría, al poner la última pieza. Así, mataría a muchos obreros y pondría fin a su prestigio.

Muy preocupada, su mujer decidió hacer algo. Una noche, mientras él dormía, se dirigió hasta la construcción e hizo que se encendiera, logrando así que se derrumbara.

Por supuesto, las campanas no se hicieron esperar, alertaron a los toledanos. Todos pensaron que el motivo del incendio fue un rayo.

Y así fue como el arquitecto pudo reconstruir los planos y evitar el error. Salvó su prestigio y la vida de miles de obreros.

Como testigo del acto de amor de su esposa, Don Alvar mandó a esculpir el rostro de su mujer, razón por la cual se puede ver la figura en el puente de Toledo.

El Prado de los Ahorcados

En esta leyenda encontraremos misterio y venganza. Tuvo lugar en el año 1500, cuando el caballero Agustín Moreto y Cabañas fue en busca de un espacio para protegerse de la lluvia.

Moreto se llevó un gran susto, pues pudo apreciar una silueta que apareció de la nada y asimismo se esfumó. A su paso dejó un sobre cerrado, el cual decía: “Si sois hombre, si os tenéis por caballero, esta noche a las doce en el Prado de los Ahorcados. Os espero”.

A pesar de que pensó que se trataba de una broma, se llenó de valentía y fue al sitio citado. Mientras más se acercaba, observó a un hombre colgado desde las ramas de un árbol. Su gran susto lo llevó a rezar, pero llegada la medianoche, levantó su mirada y vio que la figura señalaba a un punto.

Llegado el amanecer, los alguaciles encontraron a Agustín con el pelo blanco, con una mirada perdida y las manos sin fuerza.

El Pastor del Muradal

 

Como protagonista de esta leyenda tenemos al rey Alfonso VIII. Un día, desesperado por no tener éxito al cruzar Despeñaperros, tomó la decisión de enviar su ejército a marchar.

Tenía el presentimiento de que la Batalla estaba perdida, pero se retiró a orar. Sin embargo, recibió una solución de manos de un campesino, quien decía conocer un desfiladero para que las filas del ejército pasaran desapercibidas.

Dio órdenes de que los soldados se prepararan y sorprendieran a los enemigos. La tropa musulmana se llenó de confusión y miedo, pues fueron atacados por todos los flancos.

El rey nunca supo quién fue el misterioso campesino, no se supo más nada de él. Sin embargo, en un acto de agradecimiento, mandó a esculpir una imagen en honor a su noble acción. Es la estatua que hoy se conoce como El pastor del Muradal.

El Arroyo de la Flor

Una de las leyendas de amor más importantes de Toledo. Protagonizada por un famoso joyero, Silúk, quien guardaba grandes tesoros materiales, además de su preciada esposa, Sara.

Debido a la belleza de Sara, el monarca Pedro I, decidió ver por cuenta propia a la joven. Así, fue con la excusa de comprar joyas. Aprovechó para ver a la mujer y quedó prendado.

Encaprichado con la mujer, hizo muchas promesas para conquistarla. La respuesta de Sara siempre fue negativa. Ante esto, el monarca se enfadó y la amenazó de muerte.

Al joyero y a Sara solo les quedaba abandonar Toledo para proteger su amor. No obstante, el rey se enteró de esto. El resultado fue un apuñalamiento. Sara intentó salvar su vida, pero, finalmente, falleció.

Según dice la leyenda, la sangre de la mujer hizo que brotaran unas flores de intenso color rojo. Es por eso, que hoy en día, cuando Toledo es iluminado por la luna, Sara sale hasta el río, donde murió su amado, y sobre las aguas se observan jazmines, diamantes y perlas.