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La segunda ola de la COVID-19 y el sector del transporte

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Transporte

La pandemia nos ha cambiado la vida. Ha cambiado nuestra forma de relacionarnos, nuestras costumbres y estilo de vida, así como la forma de vestir o de comprar. Y esto no nos ha pasado solo a la sociedad, sino que la industria, la logística y el transporte han vivido en primera persona estos cambios, enfrentándose a nuevos y constantes retos, y llegando incluso a cambiar su modelo de negocio.

A pesar de que los meses de verano fueron buenos respecto a los bajos registros de abril y mayo, y la capacidad de la flota se colocaba solo un 3% por debajo de lo que suele ser habitual en circunstancias normales en este periodo, los efectos de la segunda ola de la COVID-19 aún están por verse en la capacidad de la flota europea de transporte.

Motivo de ello, El Consejo de Ministros de la Unión Europea se reunía el pasado 28 de septiembre para establecer medidas que apoyen al sector y, de esta forma, sus servicios se mantengan en el máximo funcionamiento en la medida de lo posible. Dejando ver que la deficiente y tardía gestión que se hizo durante la primera ola, en la que su actividad se redujo en un 50% durante los tiempos más graves de la pandemia, no se repetirá en los próximos meses, lo que ha aliviado bastante a asociaciones como Fenadismer.

Sin embargo, el aumento de casos y las continuas restricciones a la movilidad y a la actividad económica y social con las que se ve afectado prácticamente todo el país, y el recién decretado estado de alarma publicado en el Boletín Oficial del Estado el pasado 25 de octubre por el que el transporte de mercancías por carretera queda libre, han provocado una caída del 18,9% en volumen de mercancías transportadas en los últimos días.

Si el país no se mueve, los camiones tampoco. Aún así, cabe resaltar, que esta paralización de la actividad no afecta a todos los sectores por igual. La alimentación o la industria farmacéutica son dos de las áreas que al contrario de verse afectadas, incrementan su volumen. Por el contrario, otros bienes como podría ser la industria del automóvil, han mermado considerablemente su actividad.

La incertidumbre es generalizada. La evolución de la pandemia en el último tramo del 2019, así como el esperanzador 2021 con la supuesta llegada de la vacuna, es lo que mantiene viva la ansiada recuperación del sector.