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El orden y los Niños

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Orden

Los niños y el orden son dos conceptos que parece que nunca podrán ir juntos en la misma frase. Hay algunos que llaman a los niños “los reyes del desorden”. Pero hay solución.

Está claro que con un niño en casa, todo cambia. La limpieza y el orden pasan a un segundo plano, pero como todo, es temporal. Antes de que nos demos cuenta, nuestros torbellinos estarán ya fuera de casa y echaremos de menos esos juguetes en el suelo, esa ropa sin doblar y ese polvo que parece ser ya parte de la familia. Hasta la persona más organizada entiende que las prioridades cambian por completo.

Relativo a todo lo anterior podríamos distinguir entre varios tipos de mantenimiento en función del periodo de tiempo necesario:

Aun así, mantener el orden con niños pequeños, si es posible. Es un proceso, que lleva su tiempo. Lleva paciencia, mucha paciencia y un poco de esfuerzo extra. También es verdad que hay niños que nacen con la predisposición de ser ordenados o no, pero el ejemplo que reciban en casa es fundamental.

En primer lugar, hay que bajar las expectativas y entender que el orden con niños no es un orden de revista. También, entender que ordenar es una acción que no se nos ha explicado bien. Teníamos a nuestra madre que no sólo nos daba la orden de ir a ordenar el cuarto, sino que también nos castigaba si no lo hacíamos a su gusto. Pero pocas veces nos enseñaba cómo se tenía que hacer. El aprendizaje en los niños pasa por repeticiones. Muchas repeticiones durante mucho tiempo.

El desorden que hacen, en realidad es parte de su desarrollo cognitivo y emocional. Con todo lo que hacen, aprenden.

Y también entender que el orden es necesario para un buen desarrollo cerebral. Los niños no nacen con un cerebro racional, sino que a lo largo de casi 6 años desde que vienen al mundo, van formando las conexiones neuronales necesarias para empezar a aprender. Necesitan el orden, al igual que necesitan amor y sentirse seguros.

No hay fórmulas mágicas, pero lo que sí hay que hacer es acompañarles en este proceso, en estar cerca, en enseñar y en aprender a dar las indicaciones adecuadas para que ellos puedan aprender.

Ellos tienen que aprender cómo abrir y cerrar un cajón. Y hasta que lo perfeccionan, se quedan fascinados del proceso.

Los niños necesitan aprender que los cajones les pueden hacer daño si se cierran con los dedos dentro.

Aprenden a sacar las cosas que hay dentro. Volver a meterlas. Y repetir.

En cuanto empiezan a gatear, se les abre un nuevo mundo y van descubriendo cada día más a su alrededor. Y al empezar a andar, empieza una época en la que empezamos a preocuparnos aún más por el desorden. Lo sacan todo, lo dejan todo, lo revuelven todo. Nos toca recoger detrás de ellos, varias veces al día. Pero es justo lo que ellos ven y lo que aprenden. Tienen un cerebro emocional. Aprenden las emociones que nosotros transmitimos al ordenar detrás. Si lo hacemos con calma, aprenderán qué orden es tranquilizador. Si lo hacemos cantando y felices, aprenderán que el orden es un proceso que trae felicidad. Pero si lo hacemos gritando, enfadados y con una actitud negativa, es justo lo que aprenden.

Aquí algunas sencillas ideas para hacerlo más llevadero:

  1. Enseñar el orden a través del ejemplo. Ordenar y limpiar con placer, sin malas caras. Hay que mostrar que ordenar no es una tarea, sino parte del día a día, igual de divertido que ir al parque o jugar.
  2. Poner al alcance de los niños medios adecuados a sus edades para poder ayudar a ordenar. Cajas transparentes, cajas abiertas que muestran el contenido, bibliotecas con fácil acceso.
  3. Adaptar la casa. Delimitar las zonas de juego de la casa. Con un mini parque, una alfombra de puzzle. Poner cierres en los cajones y armarios a los que no queremos que tengan acceso, en primer lugar, por seguridad.
  4. Gestionar los juguetes disponibles. No sacar todos los juguetes, para evitar agobiarles. Es preferible que vayan usando pocos juguetes e ir descubriendo todo el potencial que puedan tener. Cada poco tiempo, rotar los juguetes disponibles.
  5. Crear rutinas de limpieza. Con el paso de los años, id creando listas de quehaceres para toda la familia, acorde a la edad de cada miembro. El orden y la limpieza es en primer lugar personal. Después parte de la vida familiar y social. No debe ser una tarea más, sino un hábito saludable.